Taller de un alquimista
Alambique
Parece ser que la alquimia se desarrolla en Alejandría como especulaciones procedentes de las prácticas griegas, caldeas, egipcias y judías. Su edad de oro va del siglo III hasta comienzos del V, en esta primera época es realmente un arte sagrado, repleto de elementos esotéricos.
La principal figura es María la Judía, junto con Cleopatrata de Coptos y Teosebia.
María inventa el llamado kerotakis, vaso cerrado en el cual unas finas hojas de cobre son expuestas a la acción de vapores (curiosamente el método ha llegado a nosotros con el nombre de baño de María).
Kerotakis (baño de María) de María la Judía
En esta primera época, la alquimia tiene tres campos de acción. El primero consiste en el intento de trasmutar los metales en oro o plata para descubrir la piedra filosofal; el segundo es la panacea y la prolongación indefinida de la vida humana, y el tercero es la felicidad perfecta en el seno de la divinidad, la identificación con el alma del mundo y el trato con los espíritus celestiales.
Los reactivos usados por los alquimistas se llaman aguas cuando son líquidos y por lo general se trata de sustancias destinadas a colorear las superficies metálicas. El cobre puede ennegrecer bien por oxidación superficial, bien por conversión en el sulfuro (melenosis) y puede blanquearse aplicándole arsénico en forma de sulfuro, esto es, de oropimente.
El mercurio es otro reactivo importante. Aunque parecido a un metal, su naturaleza líquida hace que se le clasifique entre las aguas y solo en tiempos relativamente tardíos (500-700) se le acepta como metal.
Los químicos alejandrinos muestran su ingenio sorprendente en la invención de alambiques, hornos, dispositivos para el baño de María, vasos de precipitados, filtros y otros utensilios químicos cuyas réplicas se siguen utilizando todavía. De hecho, el alambique se inventa por entonces y durante siglos solo se utiliza en las operaciones alquímicas.
